Epic 2015 es un material audiovisual que intenta reflexionar acerca del coste de nuestra privacidad. Haciendo uso de periféricos de entrada, ya sea un teclado, virtual como el de mi iPad (sin intención de ser pedante, tan sólo dejar palpable que las nuevas tecnologías son asequibles, sin ser cosas futuristas e intocables) o un teclado tradicional, una webcam, un micrófono, etc, introducimos información en internet cuando, por ejemplo, hacemos uso del software gratuito de Google; buscador Google, Google Docs, Google Maps, gmail, Picassa, o cuando tomamos una fotografía con nuestro iPhone u otro dispositivo capaz de trazar las coordenadas de nuestra instantánea de latitud y altitud gracias al GPS incorporado, etc. Un abanico de posibilidades virtuales con las que poder realizar todos nuestros deseos mas cibernéticos.
Intentando trazar un paralelismo con las ciencias sociales, y mas concretamente con la teoría del cambio de Inglehart, en este video vemos como los medios de comunicación del mundo moderno como son la radio, la prensa, la tv, sufren el cambio cultural iniciado con la aparición de internet. Esta nueva estructura virtual nos proporciona la información en época ya postmodernista. Nuevas tecnologías producidas en ese cambio cultural nos dan nuevas formas de interactuar con la información, o como lo llamaría Castells informacionalisme, nuevo paradigma tecnológico basado en la tecnología.
¿Es gratuita esta información?
Partimos del principio que los medios de comunicación modernos han intentando contarnos el mundo desde su peculiar visión partidista, por ejemplo. Un mundo unidireccional en el que nos limitábamos a comprar un periódico, impreso en papel, y lo podíamos leer en la mas pura soledad, y ahí se quedaba la cosa. ¿Qué ocurre en la sociedad postmoderna? Aquí entran en juego las tecnologías de la información y la comunicación capaces de anotar cuidadosamente todo lo que entramos en la red, ya sea a través de un blog personal, una encuesta aparecida inesperadamente en cualquier web y que nos limitamos a rellenar, nuestro correo electrónico, facebook, otras redes sociales, etc. De esta forma, en la mas recóndita luminosa base de datos alojada en cualquier Data Center de sabe Dios qué país, en esa cadena de código binario se encuentra nuestra vida como si de la misma doble hélice de cadena de polipéptidos se tratase, nuestra esencia, nuestros gustos, nuestro pasado, nuestra historia, nuestro presente, etc. Datos que son utilizados, datos a través de los cuales se realizan inferencias para pronosticar nuestro futuro, en qué podemos estar interesados para, de esta forma, bombardearnos con una publicidad hecha a medida, una publicidad diseñada a nuestra forma de ser, capaz de adelantarse incluso a nuestros propios anhelos. Volviendo al primer párrafo de este comentario, ¿es gratuito el uso de las aplicaciones de Google? o por el contrario ¿nos estamos prostituyendo sin saber que lo estamos haciendo y encima sin cobrar por ello?, peor aún, ¿pagamos para ser cosificados, pagamos para ser desprovistos de nuestra privacidad?. Así creo yo que ya es.
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