Autorregulación en la publicidad. Lectura. La publicidad no está para educar. El país, 15 septiembre 2008
Como consumidor postmodernista he de confesar que me gusta la publicidad. A decir verdad, la publicidad es un compendio entre las artes escénicas y el marketing, de una manera original, creativa y llamativa, por unos segundos te transportan a ese mundo imaginario en el que todo es de color de rosa. Admiro el trabajo de los publicistas, su capacidad de innovación, el talento que muestran en sorprender, hacer reír, llorar, etc. Claro esta que me refiero a la buena publicidad, aquella que tiene esa capacidad de asombrar, aquella que independientemente del los costes económicos para llevarla a cabo logran anodadarte.
Es curioso, pero los spots publicitarios que mas me han gustado, siento decir que no han conseguido su objetivo final. Me estoy refiriendo a aquellos anuncios que recuerdo como maravillosos, llenos de creatividad, simbolismo, sencillez, brillantez, etc, pero que cuando me pongo a reflexionar del objeto que se intentaba vender, no me acuerdo. No sé si de alguna manera el spot esté actuando en mi a través de mecanismos subliminares, es posible. Pero lo que sí puedo asegurar es que no me acuerdo de lo que anunciaban.
En el artículo sobre el que se nos ha invitado a reflexionar ( http://www.elpais.com/articulo/sociedad/publicidad/educar/elpepisoc/20080915elpepisoc_1/Tes ), nos informa de los diferentes mecanismos que regulan la publicidad. También nos informa de su propia autorregulación, como por ejemplo Autocontrol. En mencionado organismo de autocontrol viene a ser a mi entender como el camino más rápido para que una persona o entidad pueda recurrir algún aspecto de un anuncio publicitario. Me da la sensación que es un parche con el cual se gana tiempo y esfuerzos, ya que todos sabemos que las cosas de palacio van despacio, me estoy refiriendo al camino legislativo. Un organismo que nos solventará nuestras denuncias sin coste alguno, clave también para captar a mas demandantes.
La Comisión Europea se quiere meter en imponer a través de sus órganos de poder en los distintos países restricciones o imposiciones como la que se plantea en el artículo, que se destine un mínimo del 20% de un anuncio a decir qué cantidad de dióxido de carbono emite cada modelo de coche. La regulación jurídica de la publicidad debería, en mi opinión, mantenerse en el mas puro sentido de defender los derechos humanos. Quien debe controlar la publicidad son precisamente los profesionales encargados de crearla. Un buen código deontológico en el que la ética profesional juegue su papel, en el que se haga respetar lo que es moral y, desde luego, prime ante todo la libertad de expresión, el respeto, el civismo, la igualdad y demás valores que toda sociedad libre y respetuosa tiene.
El objetivo primordial de la publicidad es vender, por todos es conocido. Pero por otra parte existe el criterio propio. Un persona debe saber lo que está viendo y/o oyendo, todos debemos ser capaces de discriminar en un anuncio lo que es verdad y lo que no. Si por ejemplo vemos el anuncio de un coche, y este aparece volando, lógicamente sabremos que ese coche no vuela. A la hora de adquirir un producto, sea cual sea, es posible que lo compremos porque lo hayamos visto en un anuncio, si queremos en verdad comprarlo, a la hora de la verdad tendremos que cotejar con otros similares, sopesar costes, disponibilidad, colores, cantidades, etc. No me gustaría pensar que existe un individuo que se tome la publicidad como dogma de fe.
La creatividad en la publicidad tiene estos días un certamen importante, me estoy refiriendo al LIA AWARDS: 25 años de buenas ideas en Londres. Esta noche se celebran, así que publicaré esta entrada mañana 9 de noviembre, me gustaría saber si la creatividad publicitaria Española se encuentra entre las más innovadoras del mundo.
http://www.prnoticias.com/index.php/prmarketing/109/10061465
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